Gracias a Dios uno puede escuchar canciones como estas y evitar a los periodistas que buscan entusiasmarse ellos mismos con el eclipse. Que bueno es que el que canta siga vivo, que bueno seria que se despierte, que felicidad entera daría, mientras tanto...
Cuídame, yo te cuidare. Yo también pague placeres ciegos, y no quiero ver la luna roja.
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